DIARIO DE LA MOSCA ANITA
FFFEBRERO 28: Pasé la noche en una pastelería…Estoy aburrida, no escribo más.
MARZO 18: He dormido hasta muy tarde pegada al cristal de una ventana. Me despierta una cara somnolienta que corre la cortina. Miro hacia adentro, una mujer prende la radio, tiene dieciocho arruguitas alrededor de los ojos. A mí alrededor veo una cama, dos mesas un sillón y un ropero, son las nueve de la mañana. La mujer tiene el pelo enrollado creo yo- con unos listones o algo así, es algo extraño que la hace parecer como una marciana. Camina en pantuflas, prende un cigarro, se queda un rato mirando la ventana, la abre y entro. Me paro en un retrato, ella furiosamente me sacude. La mujer va a la cocina, echa dos huevos a un sartén y pone hervir café negro, yo como no he desayunado, pellizco una pieza de pan dulce que hay sobre la mesa, la mujer de nuevo me espanta esta vez rabiosa y desatenta, luego se arrodilla y saca de debajo de la mesa…¡El Matamoscas! “¡impertinente mujer de extraños pelos! ¿No ve usted que es domingo a las nueve de la mañana, cuando todas las mesas de los hogares están rebosantes de comida, y yo humilde y desinteresada mosquita, soy su única acompañante?” Doy media vuelta y me esfumo, la soledad es un mal contagioso. Adiós.
SEPTIEMBRE 28: ¡Me enamoré! ¡Me enamoré! Todo me parece tricolor y bello. Mi amado también como yo- es un intelectual, es un insecto sublime, de delgado cuerpo y con el color que tienen las olas en la tarde, cuando recuerdo su cuerpo prendido de la hoja de un ciprés, sólo pienso en cómo lo amo , si, mi amado Mos-cote…¡Eso es todo!